lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Qué y quiénes de los Evangelios Sinópticos son principios orientadores, articulantes al paradigma de una humanidad dignificante en América Latina?.


 Por

 Gustavo Patiño.


            Uno de los aspectos más interesantes que podemos encontrar en el evangelio, es saber que dos de sus versiones están escritas por quienes no conocieron a Jesús, ni estuvieron junto a Él, sino que escucharon cómo narraban las experiencias vividas y a partir de ello hacen su composición.  Dentro de este mismo parámetro podemos valorar también la pasión y el acierto mostrado por quienes narraron estos acontecimientos a tal punto que sin pretender narrarlos de manera similar o simultánea compusieron una obra de magnifico orden.
 
En el caso de Marcos  quien en principio escucha y sigue a San Pablo pero termina escribiendo la predicación de Pedro que le acoge como hijo.  Y en el caso de Lucas que según la tradición se desempeñaba como médico y que escribe las experiencia del apóstol Pablo, ambos muestran la devoción con que les escuchaban y la coherencia con que iban entrelazando los acontecimientos, palabras y hechos de Nuestro Señor Jesucristo.

Queremos centrar nuestra reflexión en Lucas para responder a la pregunta problema porque en este evangelista vemos desde la perspectiva Cristológica y Antropológica  algunos principios orientadores a una humanidad dignificante en América Latina que bajo la inspiración de una buena reflexión ayudarían a entender lo que nos dice Aparecida al presentar una situación sociocultural en la que impactan la globalización, el cambio de época, el uso indebido de la ciencia y la técnica, la colonización cultural y el ávido mercado que traspasa las fronteras de lo necesario para anclarse en el desaforado esquema de consumo[1].  Y este gran reto está inspirado (analógicamente ) en hacer que como san Pedro contemos tan apasionadamente la historia para que la entienda Lucas (evangelio de la vida) y a su vez la extienda sobre la humanidad.

 

La Cristología es tema central en el evangelista Lucas, ya que nos lleva a entender cómo es que Dios extiende hasta nosotros su plan de salvación, por eso presenta a Jesús como profeta, siervo, testigo, mártir, hijo de Dios, siervo del Señor y Justo[1], en estos títulos cristológicos no pretende exaltar la grandeza de Jesucristo sino mostrar la sencillez y humildad con que puede llegar hasta nosotros, y esto lo debe interpretar muy bien nuestro pueblo tan cansado de pequeños caudillos que atrapan el poder y minimizan a sus propios hermanos  hasta el punto de llevarlos a la misma muerte. 

San Lucas es asociado con el oficio de Médico y bien sabemos la tarea y misión que debe tener quien cumpla tal ejercicio, por eso queremos tomar la sencillez con la que el evangelista presenta a Jesús y unirla a las parábolas de la Misericordia, para que aplicadas a nuestro pueblo latinoamericano podamos con sencillez abrir nuestro corazón a la ternura del amor de Dios que nos busca como oveja perdida, y sin pensar en el montón va tras aquella descarriada que quizá embelesada por otros pastos dejó el rebaño.  O como aquella mujer que barre todo para encontrar la dracma perdida y celebrar luego, así mismo el hombre debe barrer muy bien su corazón para encontrar la gracia, el amor o la paz que se le revuelve en medio de tantas cosas, de tantos afanes y preocupaciones.  Y por último terminar con la expresión más hermosa de la misericordia de Dios que le da la más absoluta libertad a su hijo que confía en que será buen administrador, y que lo espera en la puerta por si algún día quiere regresar, para abrazarle, y brindarle lo que siempre ha tenido en casa, amor, misericordia.
“Ante los desafíos que nos plantea esta época en la que estamos inmersos, renovamos nuestra fe, proclamando con alegría a todos los hombres y mujeres de nuestro continente: somos amados y redimidos en Jesús, hijo de Dios, el Resucitado vivo en medio de nosotros…”[1] Este es el gran reto que nos plantea aparecida y que debemos enfrentar con la creciente ola de violencia, injusticia y desigualdad, donde vemos a los gobiernos involucrados en corrupción y desigualdad, sin garantías y con propósitos que favorecen no a la nación sino al minúsculo circulo de capataces que matan hasta la esperanza.

Ya Aparecida nos pide que construyamos una Iglesia que se hace discípula (3) y que se proyecte con la esperanza hacia un continente de la vida, el amor y la paz ( 5)  y esto sólo lo alcanzaremos cuando aprendamos de Cristo, para que viviéndolo de tal manera le anunciemos con el mismo apasionamiento con que lo predicó son Pablo  que sin conocerlo físicamente llegó a expresar de Él lo mejor de su enseñanza y transformó su vida, la de su alrededor y la de muchas comunidades que lo escucharon o leyeron sus carta, aún hoy sigue llevando a cientos de hombres y mujeres por el camino de la salvación y presentando a un Cristo accesible al corazón del hombre, al frágil joven de Nazaret que compartió preferentemente con los pobres y les enseñó a amar a los enemigos (Lc 6,27) que tomó de la mano a quien merecía la pena de muerte por ser una mujer pecadora (Lc 7,36)  Que por encima de la ley da primacía a la persona que a la letra (14,1)
 
Las parábolas de la misericordia que San Lucas nos presenta en el capítulo 15 nos inspiran al saber que el pastor busca la oveja perdida porque sabe que afuera del rebaño puedo morir atacada por el lobo, así mismo el pastor debe salir al encuentro de la oveja atacada por la sociedad de consumo, el materialismo y la apariencia, el culto al cuerpo y la desacralización de su fe.  La dracma perdida es encontrada cuando se barre muy bien la casa, así mismo  se debe barrer muy bien para que sacada la mugre del pecado alumbre el tesoro de los valores en el cristiano.  El Padre Misericordioso que le ha dado la plena libertad a su hijo y le ha permitido juntar sus haberes, también le entregó con la herencia la capacidad para ser buen administrador (Lc 16,1) y las consecuencias  que acarrearía una mala administración, pero aún si se equivoca le va a esperar en la puerta de su casa, para correr a su encuentro y colmarlo de besos, revestirlo e incorporarlo nuevamente a su casa, a su familia, a su hogar

Sólo en Jesucristo podemos entender porque no ha venido a llamar a los justos sino a los pecadores (Lc 5, 32) sólo en Él entendemos porqué quiere hospedarse en  casa de pecadores de la talla de Zaqueo (Lc 19, 1-10) solo en Él entendemos que es posible anunciarlo a nuestro pueblo latinoamericano que también se ha debatido entre el pecado, la usura y la trampa, la mentira y el robo.  Por eso esperamos que ante este encuentro digan con toda valentía y conversión de corazón. Señor, yo no soy digno de que entres a mi casa, solo una palabra tuya bastará para sanarme. (Lucas 7,6).


[1] Cf. Aparecida (2007) # 1




[1] AGUIRRE, R. Y RODRIGUEZ, A. La Investigación de los Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles del Siglo XX, Introducción al estudio de la Biblia (2003) Navarra, Ed. Verbo Divino. Pg, 345

 



[1] V conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, (2007) aparecida Numerales 43 al 51.


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