lunes, 9 de junio de 2014

¿Qué y quiénes de los escritos Joánico son principios orientadores, articulantes al paradigma de una humanidad dignificante en América Latina?.

                                                                                         Por Gustavo Hernán 

            Cuando nos acercamos a la experiencia bíblica nos llevan inicialmente por el mágico mundo del génesis que con sus inicios nos muestran una divertida y fantástica realidad donde Dios habla con el hombre, (Gn 2,16) y le provee sustento, es su creador, su padre, su amigo, y esto es bonito y divertido.  Pero mientras vamos avanzando por el inmenso, impasible y tranquilo océano de la palabra  nos vamos encontrando con diversas comparaciones, realidades que son composición del autor que quiere desde la analogía, la comparación o la imaginación recrear un acontecimiento que llena de sentido el pueblo, así no lo haya vivido en realidad.  Son senderos que de agradable navegación.
          
  En el avanzar de los capítulos y versículos de la Palabra se va sondeando un nuevo mundo cargado de personajes y reinados, grandes contiendas, luchas y batallas que envuelven e introducen en la realidad que vive el pueblo, entonces el lector se empapa de sudor en las batallas, le da alegría en los triunfos y sufre con el dolor del pueblo, ya que este es muy susceptible cuando no ve a Dios pelear junto a ellos, es rebelde cuando no quieren a sus gobernantes y es duro cuando su poca memoria histórica les dice que la mano de Dios los ha sacado de la esclavitud.
            La lírica y la poesía se apropian de un gran trayecto de libro que abrazan con alabanza las gestas del hombre y acarician con suaves canturreos la sonrisa de Dios, y vemos como es agradable a Dios la alabanza del hombre, sube hasta Él como incienso de suave olor.


Esto es enfrentarnos a una propedéutica bíblica, que con timidez nos va absorbiendo y con pasión nos va instruyendo, dejándonos un rico bagaje de conocimientos fusionados con dudas y asombros, nos abre los ojos ver a un Dios que pelea con el pueblo y aprueba la muerte de los hombres, que pide en sacrificio al hijo de un  hombre a quien le promete larga descendencia.  Que a un hombre paciente le da y después le quita, pero vuelva a darle mucho más después.
Esto es lo apasionante de entrar por la puerta estrecha de la Palabra, esto es lo significativo de arriesgarse a izar las velas que irrumpen en el mar de dudas y se siembran en el terreno fértil del corazón que acoge la palabra y la deja florecer.  Enfrentarnos a las letras de quien fuese referenciado con el ave de más alto vuelo, nos compromete a batir bien nuestras alas y tener una visión completa del panorama que describe, porque solo desde la montaña se observa con plenitud lo pequeño de algo que nos parecía inmenso.

Queremos centrar nuestra reflexión en San Juan para responder a la pregunta problema porque en este evangelista vemos desde la perspectiva Cristológica y Antropológica  algunos principios orientadores a una humanidad dignificante en América Latina, que bajo la inspiración de una buena reflexión ayudarían a entender lo que nos dice Aparecida al presentar una situación sociocultural en la que impactan; la globalización, el cambio de época, el uso indebido de la ciencia y la técnica, la colonización cultural y el ávido mercado que traspasa las fronteras de lo necesario para anclarse en el desaforado esquema de consumo[1].  



[1] V conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, (2007) aparecida Numerales 43 al 51.

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